~Nothing to kill or die for, and no religion too. Imagine all the people living life in peace~

viernes, 2 de julio de 2010

Venía con las monedas justas. Menos mal que ninguna era falsa, se dificulta conseguir monedas tan temprano. Conseguí el asiento más elevado. Está todo en orden. Quince minutos que miro por la ventanilla. Manu Chao se interrumpe por el "PIP" que avisa "sólo pocos minutos más de vida para la batería". Cinco minutos más, todavía miro por la ventanilla. Semáforo en rojo. Se detiene al lado un 277. Miro por la ventanilla. Miro el 277. El afortunado del asiento elevado del 277 mira por la ventanilla. Ojos negros, días sin afeitarse, saco oscuro, pocas horas de sueño. Semáforo verde. El 277 dobla a la derecha. Era el amor de mi vida.

lunes, 11 de enero de 2010

Nené mitad

¿Querés que te pegue? ¿Querés que te pegue? Siempre la misma pregunta, dos veces, en gritos aguos de histeria. La mamá de Martina pegaba dos escobasos en el techo y se calmaba el escándalo; aveces antecedían dos golpes, o insultos, o nada. Entonces servía la cena, a Martina le brillaban los ojos, a esa hora siempre tenia mucho hambre. 
Ese día era caluroso como pocos y Martina se preguntaba por qué Ana decidió hacer sopa de verduras, pero no le dijo nada.
Ana es particular, les gustan los helados en Invierno y mete con cuidado la mano en el cajón de los cubiertos porque teme que una cucaracha la roce. Pero si ve una en el suelo es capaz de pisarla descalza.
Ese dia Martina lavó los platos y se fue a acostar con culpa de no querer lavarse los dientes. No podia dormir, hacia calor y oía sollozos arriba, y oía el ruido de un secador de pelo viejo. Los sollozo eran de su vecinita, no sabía el nombre pero le decían Nené.
Nené es chiquita como pocas y tiene las paletas muy separadas; a veces sonríe y parece que le falta un diente. Le gusta el ruido de la licuadora; la aterroriza el ruido del secador de pelo, que es casi igual pero la aterroriza. Eso ponia muy nerviosa a su madre, que siempre estaba nerviosa. 
Al otro día Martina desayunó más de lo que debía y se fue al colegio. En la calle se cruzó a su vecina sarandeando a Nené con violencia ¿Querés que te pegue? ¿Querés que te pegue? Nené se atoraba de angustia y lloraba. 
¡No sea bruta! ¿No ve que no entiende nada? ¡No sea bruta! Martina no podía creer el valor que tuvo en decirle eso. Pero se arrepintió un poco cuando la mujer, colérica, se le acercó demasiado a la cara y le dijo "No te metas" en voz - por sorpresa - muy tenue; tenía muy mal aliento. Martina miró hacia abajo indignada por la situación y por sí misma y siguió su camino. Antes de llegar a la esquina sintió que algo le agarraba la cintura con fuerza. Nené la abrazaba. La madre de Nené yacía en la vereda. Nené miró a Martina. Sonrió, parecía que le faltaba un diente. 

Morena M~

martes, 29 de diciembre de 2009

Rien

La caminata hoy ya es agradable. La soledad hoy ya es agradable. Le tela del vestido le acariciaba los muslos. La brisa corre con suavidad el pelo de la cara de Mara. Sus pies estan livianos y frescos. Pero ahora prefiere sentarse. 
Las personas se enajenaron, estan cansadas, vacias, gastadas. Todos llenísimos del mismo puto color que la ciudad entera. El maldito gris de la contaminación que cubre todo sobre la faz de la tierra. Pero a ella no. 
Observa, por momentos se vacía la esquina con el rojo. Pero entonces verde y se vuelven a amontonar los ejemplares de grises, miéntras los autos grises corren sin importar lo que se interopnga, amenazan enfurecidos. Pero hoy el rumor de la ciudad le parece bien, hoy el gris parece no alcanzarla, cuando está mas letal que nunca.
Otro amontonamiento del verde en la esquina, parece haber alguien más. Rojo y vuelve a vaciarse miéntras los autos espectantes braman, pero el alguien persiste. Se detuvo a ver las portadas de las revistas pornográficas, no sentía verguenza. Observaba los desnudos y no le interesan, porque no son esos desnudos que provocan sensaciones profundas; no sorprenden ni decepcionan; son inertes, entiende que esas mujeres no difieren de otras. Se conmueve con los pies descalzos de un nene de 6 años que duerme junto a Mara, en un banco de plaza que a ambos les resulta miserable.
Vuelve su mirada a los desnudos y se vuelve inastisfecha otra vez, se cansa y vuelve al banco, pero esta vez a los pies de Mara, a los ojos, a los pies. Esperaba que trascendieran, pero a ella le cuesta exteriorizar su profundidad y más aún cuando le parece una obligación. Quizá por eso prefirió volver a los pies, de ellos no esperaba nada pero son lindos. Es lógico preferir no generarse expectativas y es difícil a veces no sucumbir en el puto gris; aún siendo distinto.
Mara lo ve dirigirse hacia ella con una sonrisa que acusaba complacerla o cierto regosijo personal; o era una sonrisa de las que lanzan los que se quedan sentados cuando le cedes el asiento a una embarazada, una sonrisa que puede ser tanto burlona, como conmovida. De cualquier modo le agradó, pero le estremeció el estómago. 
Él se detuvo luego de dar dos pasos. Ella pensaba " mira todo como disimulando, quizá para no mostrarse tan interesado". Él levantó el brazo derecho y en el instante en que el 37 se detuvo a su lado su mirada que permanecía en el horizonte se clavó en ella, penetrante, crítica, insisiva. Ella le devolvió otra atenuante, transparente, cobarde si se quiere. 
Y fue la espera. El después de una espera paciente y ansiosa para algo que llega más rápido de lo que querés y ese momento esperado se hace fugaz y deprime.
Y el color desapareció al cerrarse la puerta del 37. Y la esquina volvió a vaciarse. Ella supo que la vigilia ya no era importante y se acostó como su compañero de asiento. Y todo volvió a cubrirse del mismo gris miserable.


Morena~

martes, 1 de diciembre de 2009

Lucky


¿Comodidad? Me acostumbré a las noches frías, hostiles, marinas. 
Observo el plato, continúo mi revisión. Encuentro sus pequeñas manos blancas que con suavidad apoyan la cena sobre la mesa. Sigo, levanto la mirada, veo brazos, cuerpo, y al fin su mirada, su sonrisa, ese gesto que siempre consigue reconfortarme. Tener hambre a esta hora era tan común que este lugar me resulta algo increíble.

Monólogo 1 -
Morena M~

CabaLLo de Madera~

CabaLLo de Madera~